Tener un control sobre el lenguaje corporal se ha convertido en una habilidad importante en el mundo de hoy. Descarga este gran libro hoy! Allan y Barbara Pease son expertos reconocidos internacionalmente en relaciones humanas y lenguaje del cuerpo. Todos ellos saben el poder que otorga el dominar el Lenguaje Corporal. Lenguaje no verbal, la clave para detectar mentiras, manipular y convencer a las personas. Incluso sin decir nada, nuestro cuerpo es capaz de transmitir los mensajes que queremos que otra persona reciba.
Este libro tiene la capacidad de cambiar tu vida totalmente. Simplemente observa detenidamente los movimientos de los ojos. Estos porcentajes parecen demasiado exagerados como para ser ciertos Y la realidad es que no lo son. El paralenguaje es el complemento perfecto de los gestos cuando nos expresamos.
Tan importante como tu actitud y tus palabras, es la manera como te presentas. Recuerda, toma tiempo. Cada una de estas lecciones cuenta con un ejercicio de dificultades moderadas a altas. Dificultad especial para expertos: te reto a pasar veinticuatro horas sin tocarte la cara… ni siquiera estando sol.
Tal vez, pero no es la idea; hay una forma mejor, y ya la has practicado anteriormente. Es necesaria para mantener la calma. Recuerda siempre hacerlo con cuidado, y sin movimientos bruscos. No te preocupes por el tema Muy posiblemente. Como siempre, la inseguridad y el temor al rechazo. Simplemente mintiendo. El caso es que las mentiras son un engrasante social.
No te desesperes recuerda que no tienes nada que perder… mientras no te hagas pasar por un funcionari del fisco, ojo. Bueno, obviamente, ponerte a hablar con alguien. En resumidas cuentas. Pero a un precio. Por supuesto que no. Las racionales son sencillas y poco expresivas, como cuando nos hacen preguntas para llenar nuestros datos en una planilla del banco. Una vez que lo descubras, ya es tuy. Piensa en eso cuando te enfrentes a alguien que no necesariamente miente, sino que oculta parte de la realidad.
Sun Tzu Dicen que la mejor defensa es un ataque bien articulado, pero esto no es siempre cierto. De esa manera escucharemos detenidamente todos y cada uno de los puntos y opiniones que quieren expresar. Te he dado apenas dos ingredientes, los has imaginado y ya has dado tu veredicto. Hasta hoy te frenaron. Desde hoy. La palabra clave es seguridad. El es quien parece no depender de nadie; no tener preocupaciones, aunque sabemos que tiene las obligaciones que cualquiera. Es no tener miedo a actuar, a hablar, a decidir.
Y no estoy hablando de impulsividad, son de seguridad. Es hora de cambiar el paradigma. La confianza. Nadie espera que usted vaya vociferando todas sus virtudes, sino que sepa vender esas cualidades con menos dificultad.
Es una habilidad y como cualquier habilidad se puede aprender. Las primeras impresiones Es mejor ser examinado que ignorado. Nos agrada pensar que «medimos a las personas con la vista» en el menor tiempo posible. Y cuando esa persona ve nuestro comportamiento a menudo res- ponde del mismo modo. La pulcritud: el cabello, las manos y el olor forman un aspecto importante de la imagen global que creamos.
A veces soportan si- tuaciones terribles porque temen que las alternativas puedan ser peores. Por eso es importante que sea receptivo al mismo si pretende re- crear su imagen. No le dan una oportunidad al cambio. Hay muchos aspectos positivos en el cambio: 1. Puede conducir a una mejora.
Puede prevenirnos contra el tedio. Puede desarrollar la confianza y el respeto hacia uno mismo. Puede impedir que otras personas no sepan valo- rarnos.
Entonces empezamos a creer que somos eficaces en algunas cosas e ineficaces en otras. Lo que queremos decir es que renunciamos sin ni si- quiera intentarlo realmente. Hay muchas cosas que son un gusto adquirido. Sea receptivo y positivo frente al cambio y lo nuevo. Purifique su cuerpo con una dieta saludable: co- mida de bajo contenido en grasas, frutas y verdu- ras frescas, fibra e hidratos de carbono.
Compre flores para su escritorio de la oficina. Cuando nos falta seguridad nos lo cuestionamos todo. Pensamos demasiado antes de hablar y empezamos a du- dar de nuestras habilidades. Aun cuando estemos segu- ros de nuestras aptitudes, en ciertas ocasiones, como en las entrevistas y reuniones laborales, podemos tener di- ficultades para «vendernos». No sea negativo —nada es demasiado insignificante para no ser mencionado—. Haga sus propias evaluaciones positivas y anote los re- sultados.
Cuando haya terminado su pared analice los resultados. Son las razones por las cuales la gente le aprecia y por las que usted es eficaz en su trabajo. Puede faltarnos normalmente o po- demos descubrir que ciertas situaciones o personas nos hacen reaccionar de una manera menos asertiva.
Pero esto es, obviamente, una necedad. Deje de lamentarse Las lamentaciones no hacen desaparecer los problemas; en cambio, pueden ser una manera negativa de abordar- los. Trabaje especialmente sobre el rostro y los hombros. No dependa de los otros para su bienestar o seguridad. Sus emociones provienen de usted mismo, de la intimidad de su ser. No permita que los otros controlen esas emociones. Nuestros cerebros no pueden descifrar los mensajes que comienzan con la palabra «no», pero pueden com- prender los mensajes positivos.
En lugar de decirse: «No hagas esto», trate de decirse: «Hazlo bien». Cierre los ojos o contemple algo que no le distraiga. Luego, deje la pantalla en blanco. Ahora es positivo, seguro y aborda el problema de la manera asertiva que usted admira en los otros. Analice las diferencias. Mencione algo que le haya preocupado reciente- mente en la empresa. Imagine que «algo» ha desaparecido repentina- mente.
Eso es normal: nadie pretende que se desarrolle como un ser humano perfecto y hemos llegado a ser lo que somos debido a nuestras debilidades y a nuestras fortalezas. Trate de descubrir y comentar las cosas buenas que le suceden. Sin embargo, aparte de su punto de vista, na- da ha cambiado.
Si la vida no logra responder a nuestras expectativas, como resultado somos infelices. Si lo que esperamos que suce- da ocurre, no somos ni felices ni desdichados. Hable con las personas de sus aficiones, en lugar de hablar de sus aversiones. Si no tiene nada positivo que decir, entonces no diga nada. Evite el uso de palabras y frases negativas como: «No puedo.
Si usted se considera un buen conductor; entonces es un buen conductor, no tiene que compararse con Fangio o con Fittipaldi.
Recuerde: un fracaso no le convierte en un fracasado. Los valores Asuma el control de sus propios valores. Supongamos que entra en una tienda para comprar un abrigo. Madure y tome sus propias deci- siones. Si le gusta, lo es. Le corresponde a usted decidir si hace las cosas para complacerles a ellos o a usted mismo. Cada persona tiene su propio estilo de conducta y si bien no hay ninguna necesidad de cambiar ese estilo a veces es aconsejable moderarlo.
Suelen ser atentos y con- siderados y tratan de no ofender a nadie. No sue- len distinguirse por su sentido del humor. Todo lo que se necesita es llevarse bien con las otras personas respetando el hecho de que ellas pueden tener estilos diferentes al nuestro.
El factor bienestar. La imagen empresarial. El marketing personal. A veces las dos cosas no son lo mismo; recuerde que, como ya dijimos, no sa- bemos lo que aparentamos ser para las otras personas. Ponernos esa prenda es como ponernos una armadura. Por eso el factor bienestar es crucial: no lo subestime nunca.
La imagen empresarial Nos guste o no somos los responsables de crear la imagen de la empresa para la que trabajamos, aunque muy pocas empresas comprenden esto. Pero la vida no es perfecta. Esto no quiere decir que usted tenga que decir una y otra vez lo maravilloso y competente que es en el traba- jo. A nadie le agradan los sabelotodos y nadie cree en los fanfarrones. Las personas suelen creer en lo que ven; decirles lo contrario simplemente no surte efecto.
La imagen es una herramienta poderosa y puede ac- tuar a su favor o en su contra. Si alguien parece ineficiente, se nece- sitan muchas evidencias para convencernos de que no lo es. La imagen es como aprender un lenguaje: cuando us- ted llega a dominarlo puede decir todo lo que quiera. Siempre es tentador ser rebelde. Pero la empresa es un ambiente diferente. Es natural; lamentable pero natural. Tal vez usted trabaje en un lugar donde un poco de excentricidad puede ser bienvenida.
El lenguaje corporal y la postura El lenguaje del cuerpo El lenguaje del cuerpo no es una ciencia exacta. Piense en su postura. Si no lo es, cambie de postura.
Es probable que sus pensamientos estuvieran muy lejos y que no reparara en lo que estaba haciendo. Desde luego, se puede usar el lenguaje corporal para enmascarar sentimientos negativos. Lo mismo puede suceder cuando atendemos a un cliente. Cuando nos desplazamos lo hace- mos dentro de cuatro franjas de distancia, cada una defi- nida por la incomodidad que sentimos cuando esa franja se atraviesa. Luego viene la franja social: es la distancia que man- tenemos entre nosotros y las personas a las que conoce- mos, pero no demasiado.
Si nos sentamos o permanecemos de pie muy cerca de alguien, normalmente intentamos restablecer el equili- brio atenuando otros signos de intimidad, como el con- tacto visual. Tampoco es aconsejable tocar sin permiso, ni siquie- ra accidentalmente. Algu- nos hombres incluso piensan que es inapropiado estre- charle la mano a una mujer. Dos apretones de manos pueden ser algo demasiado efusivo, especialmente en un primer encuentro.
La postura de poder es desagradable. Significa usar el lenguaje corporal y la conducta de tal manera que se haga sentir inferiores a las otras personas. Es una conducta amenazadora, para «po- ner en su lugar a los subordinados». Ahora son los que mandan y quieren asegurarse de que usted lo sepa. A las personas que se acercan demasiado para hablar- le se les puede detener con el adecuado lenguaje corpo- ral. No se de- tenga y no haga comentarios molestos. Esa actitud y fal- ta de respuesta es problema de esa persona; no deje que eso afecte a su conducta y a sus modales.
La postura positiva Cuando trabajamos generalmente lo hacemos sentados, y cuando estamos mucho tiempo sentados solemos repan- tigarnos. Pero repantigarse es una postura negativa y perjudicial para el cuerpo a largo pla- zo. Enderece su columna vertebral desde el cuello y trate de alcanzar el techo con la parte superior de la cabeza. Este ejercicio es saludable, pero es perjudicial para su imagen personal porque, desafortunadamente, inter- pretamos que quien lo realiza acaba de levantarse.
La manera de sentarse La manera de sentarse depende mucho de la forma del asiento que usemos y del tipo de trabajo que estemos ha- ciendo. El apoltronamiento: esta postura puede parecer pasi- va-agresiva. Muy a menudo la persona que la adopta puede estar afirmando su autoridad de una ma- nera negativa. Algunas personas pa- recen tensas porque mantienen cruzados brazos y pier- nas cuando se sientan.
Si usted cruza las piernas a la altura de los tobillos puede parecer demasiado modesto y anticuado. El desacuerdo: cuando estamos escuchando a un in- terlocutor podemos mostrar nuestro desacuerdo de mu- chas maneras.
Si su interlocutor cierra los ojos y se toca la na- riz, usted puede suponer que ha ido demasiado lejos con su argumento. Masticar chicle es irritante porque denota arro- gancia o indiferencia, pero compartir golosinas es dife- rente; es el aspecto solitario de masticar chicle lo que convierte este acto en una ofensa. Es frecuente que se trate de un gesto de confort, como tocarse o acariciar- se. Tocarse o acariciarse el cabe- llo es un gesto tranquilizante.
Cuando decimos algo de lo cual no estamos seguros, a menudo nos ponemos la mano alre- dedor del cuello o nos tapamos la boca con las manos. Algunos jefes suspiran por los sillones amplios. Los prefieren de piel, preferiblemen- te negra, y con respaldos altos y brazos anchos.
El colmo de la superioridad es sentarse con los pies so- bre el escritorio. Algunas personas adoptan una actitud pa- ternal con los individuos que consideran sus subordina- dos. Si hay un «accidente» en la carretera solemos mantener nuestra cabeza gacha e ig- norarlo. Los puntos del sumario 1. Haga caso a la advertencia. Todo lo que debe hacer es compensar.
Los rostros en reposo generalmente parecen desgraciados. Encuentre maneras de parecer serio y for- mal en lugar de deprimido. Levan- te una ceja.
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